El Reino Unido endurecerá a partir de 2014 su política de inmigración, antes de que se levanten las restricciones de búlgaros y rumanos al mercado laboral británico, pues las autoridades estiman que a partir del próximo año pueden llegar unos 13.000. Esos dos países ingresaron en la Unión Europea en 2007, pero se acordó que su población tendría restringido el acceso al mercado laboral del Reino Unido hasta el año próximo. «Aunque siempre he creído en los beneficios de la inmigración, también he creído siempre que la inmigración debe estar controlada de forma apropiada», señaló el Primer Ministro Cameron, quien ambiciona lograr que tan sólo vengan a este país aquellos extranjeros que puedan «contribuir a la economía británica».
Este endurecimiento del plan del Ejecutivo en materia de inmigración pretende zanjar la cultura del», en palabras de Cameron, de la que, según él, habrían disfrutado los extranjeros. Las medidas que busca aplicar su Gobierno para reducir el número de extranjeros que llegan cada año al país serán:
• los inmigrantes desempleados procedentes de países de la Unión Europea dejarán de beneficiarse, a partir de 2014, del actual sistema británico de subsidios sociales a los seis meses, en caso de que no puedan demostrar que están buscando trabajo de forma activa.
• Se doblarán las multas máximas (hasta las 20.000 libras) a aquellas empresas que den trabajo a irregulares y se sancionará a los caseros que alquilen propiedades a personas sin los papeles en regla.
• Los inmigrantes irregulares no podrán obtener el permiso de conducir.
• Las personas sin la documentación requerida no podrán tener acceso a tarjetas de crédito, préstamos y cuentas bancarias.
• Limitación al acceso gratuito del que disfrutan hasta ahora los extranjeros al Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés).
• Eliminación del acceso inmediato de inmigrantes con escasos recursos a pisos subvencionados por el Estado y éstos deberán esperar al menos dos años antes de que los ayuntamientos decidan si conceden esas viviendas.
Además, el viceprimer ministro británico, el liberal-demócrata Nick Clegg, también propuso hacer pagar una fianza a quienes entren en el país con un visado temporal, para que no permanezcan más tiempo que el autorizado. Las cantidades serían superiores a 1.000 libras (1.140 euros) y se recuperarían automáticamente en el momento en que caducara el visado y el inmigrante en cuestión abandonara el país.
“Con este Gobierno existirán siempre controles cada vez que un nuevo país se integre en la UE, como hemos visto con Bulgaria y Rumanía, y como será el caso cuando Croacia se una este año” afirmó el Premier. La Comisión Europea analizará todas estas medidas para comprobar si respetan los principios de libre circulación o el derecho de residencia.
En el mes de enero, ‘The Guardian’ desveló que el Gobierno estaba trabajando en un insólita campaña para disuadir a éstos inmigrantes, cuyo lema era: «Inmigrantes, no vengáis al Reino Unido. Llueve siempre mucho, el empleo es escaso y pagamos poco». Se trata de una campaña autonegativa «para corregir la impresión de que nuestras calles están pavimentadas con oro» (según llegó a confiar en privado un ministro).
Por su parte, en Rumanía decidieron hacer gala de buen humor para contestar a la campaña británica con eslóganes como: «Aquí no tenemos un impuesto por embotellamientos, consideramos que los atascos ya son bastante castigo«, «La mitad de nuestras mujeres son como Kate. La otra mitad, como su hermana» o «Nuestra cerveza es más barata que vuestra agua embotellada».
La polémica de Schengen es un motivo más que incrementa, en la actualidad, la sensación de falta de pertenencia a la Unión Europea en Reino Unido. Un momento en el que David Cameron ha lanzado abiertamente la promesa de realizar un referéndum para votar la permanencia o no del país en la UE, marcando como límite el año 2017.
Y vosotros, ¿qué pensáis?
Esperanza Roales